sábado, 20 de noviembre de 2010

De Sopor y de Materialidad...

"Un cerebro destruido, amamantado y alimentado por los sonámbulos..."

Como una esperanza negra, algún preludio afloro; hasta la misma soledad pareció intimidarse; una negrura sorda calló sobre mi habitáculo. Y de pronto, como un desgarrador bramido, un habitual día se rompió. Una luz de infierno frío había visitado el contenido de mi entorno y los rincones de mi mente. Todo desmayó. Un peso cayó de todo porque el golpe había pasado. El viento triste era alegre con su ruido terso y humilde. Sin querer, mi corazón palpito y un espasmo fugaz recorrió mi derrengado cuerpo. Una vaga atmósfera disnea me atrapo en esta; mi morada...Desperté?...

Aquella mañana la Materia me maltrato. Mi sensibilidad era una llama al viento. El sopor había inutilizado mi hipócrita fuerza.
   
Salí al mundo, desprovisto de mi arma contra el; mi música, aquella que aislo de todo sonido exterior. Salí al mundo!. Transitaba por las calles y veía en la cara de los transeúntes, no la expresión que realmente tienen, sino la expresión que tendrían para conmigo si conociesen mi existencia, "y el como soy yo", si se transparentase en mis gestos y en mi rostro la ridícula y tímida anormalidad de mi alma.

 En ojos que no miran, sospechaba burlas que encontraba naturales, dirigidas contra la excepción inelegante que soy, entre el gentío que hacia y gozaba; y en el fondo supuesto de fisonomías que pasaban, carcajadas de la tímida gesticulación de mi existencia, una conciencia de ella que soberanía e interponía. En vano, después de cavilar esto, procure convencerme de que de mí, y sólo de mí, la idea de la burla y del oprobio sutil fragmentaba y brotaba mi alma.
Me sentía, de repente, sofocado y ahogado en un invernadero de desdén y enemistad. Todos me apuntaban con el dedo desde el fondo de sus desiertas almas. Me lapidaban con alegres y displicentes burlas, todos los que pasaban junto a mí. Caminaba entre fantasmas enemigos que mi imaginación enferma imaginaba y localizaba en personas reales.

 Y al expirar ,en medio de aquellas calles -inobservado, al fin-, me detuve, oscile, busque algo así como una impulsiva nueva dimensión, una abertura hacia lo recóndito de cualquier espacio, desintegrarme sin demora de mi conciencia hacia los demás, de mi clarividencia  ecuánime de la existencia de las vivas almas ajenas. Porque al fin y al cabo; solo eran insignificantes y vacías criaturas...

Huí a  mi refugio de música y vesania , nunca me pareció tan cómodo este pedazo de mi mundo, y pensar que a veces le tengo pánico , y aquí estoy en lo único que tengo; música , textos, imágenes ; pero ,al final estoy yo, y eso,  eso, jode todo...

Frankuervo™